
Cariñena, la tierra
La singularidad de una tierra que da nombre a una uva
Hay ciudades que dan nombre a un avión, un barco o un edificio, pero en Cariñena las cosas son un poco diferentes. Cariñena da nombre a una uva y eso es algo que ningún otro lugar puede decir.
Las uvas suelen tener nombres propios, nombres que no comparten con nadie, nombres que suenan como saben. Hay nombres carnosos y nombres afrutados, nombres que sugieren suavidad y nombres que sugieren exotismo, pero que una uva tome el nombre de una ciudad, de una comarca, indica hasta qué punto el producto y el lugar son la misma cosa.
Cariñena es uva y Cariñena es vino. En pocas partes del mundo se da una identificación tan exacta y desde hace tantos siglos.
La comarca del Campo de Cariñena da nombre a una uva, algo único en todo el mundo, todo un honor y, para nosotros, la mejor forma de expresar la unión de esta tierra con el vino
Hoy en día, la uva cariñena, también llamada mazuela o mazuelo según los sitios, es una más de las muchas variedades que se cultivan en estas tierras de transición entre el valle del Ebro y las redondeadas montañas del Sistema Ibérico, que en este tramo toma el nombre de Sierra de Algairén.
Aquí también conviven variedades con nombres que han resultado familiares a muchas generaciones de viticultores ibéricos: garnacha, tempranillo, macabeo y moscatel, con otras cuyos apelativos suenan a tesoros importados, a nuevos tiempos, a nuevos hábitos, a nuevos paladares: chardonnay, cabernet-sauvignon, syrah y merlot.

La uva está presente en el Campo de Cariñena desde antes de que estas tierras adquirieran su nombre de raíz latina. Los íberos conocieron una variedad silvestre de vid, los fenicios exportaron sus técnicas de cultivo y transformación, pero fueron los romanos quienes, en su expansión por el valle del Ebro, contribuyeron a la extensión de los viñedos y propiciaron el incremento de la producción del vino y todo el comercio que gira en torno suyo.
*Reproducción del artículo del periodista y escritor Miguel Mena dedicado a nuestra tierra, Cariñena.