El roble aporta al vino: aromas, la entrada lenta de oxígeno, un proceso que hace que el sabor del vino sea más suave y menos astringente y proporciona un ambiente adecuado para ciertas reacciones metabólicas.
En Grandes Vinos usamos dos tipos de roble:
Barrica de roble francés: tiene un poro mucho más fino por lo que transmite sus cualidades de una forma más pausada. Los aromas más característicos que transmiten este tipo de barricas son miel, vainilla y especias entre otros.
Barrica de roble americano: los poros de la madera de roble americano son de tamaño grande. Los aromas más característicos que transmite este tipo de roble es coco, café o cacao.
Además de la elección del tipo de roble a emplear en la crianza del vino, otro aspecto muy importante a seleccionar es el nivel de tostado de la barrica en función de lo que le quiera transmitir al vino nuestro enólogo, Marcelo Morales.
Los cuatro niveles de tostado más comunes son: ligero, medio, fuerte y muy fuerte.