1º Tapar la botella con su corcho de la forma más firme posible. Hay que procurar que el contacto del vino con el aire sea el mínimo posible.
2º Guardarlo en el frigorífico. Ponerlo en la parte menos fría es más que suficiente. De lo que se trata es de retrasar en lo posible la oxidación.
3º La botella se coloca en la nevera de pie, de esta forma la superficie de vino que está en contacto con el aire es mucho menor, que si estuviera tumbado.
4º Una vez que ya está la botella vacía, separaremos la botella del corcho y reciclamos:
- Las botellas de vidrio las debemos depositar en los contenedores verdes.
- El corcho natural, lo debemos depositar al contenedor de residuos orgánicos.
- El tapón de silicona o de plástico lo tiraríamos al cubo de plásticos.